Domingo,
14 de
diciembre
III
Domingo de Adviento
«Gaudete»

Imaginemos cómo Jesús elevaría
el tono de su voz para que le oyeran bien todos los que
estaban allí presentes.
Responde a la pregunta de los
enviados del bautista con los signos de Isaías en aquel
desierto existencial de sufrimiento e incertidumbre.
Quería decirles que eran dichosos todos aquellos que le
seguían con corazón sincero y no encontraban en él
motivo de escándalo, porque sabían ver en sus obras y en
sus palabras la salvación de Dios.
El mensaje del bautista y el
de Jesús son complementarios. Jesús le supera como
Mesías que es y muestra la paciencia de Dios, su amor, y
esto aclara las dudas de Juan. Y Jesús elogia a Juan
como el último gran profeta que ha sabido cumplir su
misión con gran humildad.
Contemplamos la obra salvadora
de Dios con la mirada de los sencillos y humildes como
Juan Bautista. Todo lo esperamos en Jesús, él tendrá la
última palabra: ésta es la fuente de nuestra alegría.
Liturgia y
comentario
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