Domingo,
19 de
octubre
XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

La oración es la otra cara de la fe, pues sin oración
insistente y constante no hay fe. Una oración que clama
a Dios desde nuestra vida, desde lo que somos y
sentimos, con humildad y pobreza, sintiéndonos
necesitados. Siempre en camino, y siempre buscando a
Dios. Nadie puede juzgar la oración de otro, y hay
oraciones que solo Dios oye y él responderá con justicia
y misericordia. Hay quien busca cada día en medio de
muchos sufrimientos, propios y ajenos. La oración es un
ejercicio de inconformismo y de encuentro con nosotros
mismos en verdad y amor. En la oración expresamos
nuestra verdadera humanidad, es lo más humano.
Liturgia y
comentario
|