Historia del Icono
He
tenido muchos nombres. Se me ha llamado "Virgen de la Pasión",
"Virgen de los Dolores", "Madre de los Misioneros Redentoristas",
"Madre de los hogares católicos".
El nombre, en cambio, que elijo es el de "Madre del Perpetuo
Socorro", como es también el nombre con el que el Papa Pío IX pidió
a los Misioneros Redentoristas que me dieran a conocer".
Mi historia cuenta cómo el Cielo se sirve de necesidades humanas
para sus objetivos divinos. Se trata de una historia que parece
complicada y aventurera pero, vista "desde arriba", es más bien una
línea recta trazada a través de la historia humana.
Es la historia de un artista desconocido, de un ladrón arrepentido,
de una jovencita curiosa, de una iglesia abandonada, de un viejo
religioso y de un Papa.
Es, sobre todo, la historia de mi presencia en la vida apostólica de
los Misioneros de la Congregación del Smo. Redentor.
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El mercader que robó a "Nuestra Señora"
Una tradición del siglo XVI que ha llegado hasta nuestros días
pretende que un mercader de la isla de Creta robó una imagen
milagrosa de una de las iglesias de la isla. La escondió entre sus
cosas y zarpó hacia occidente. Gracias a la divina Providencia se
salvó de una terrible tempestad llegando a tierra firme. Después de
un año, más o menos, llegó a Roma con la imagen robada.
En Roma cayó gravemente enfermo y fue en busca de un amigo que
pudiera ayudarle. Cuando estaba a punto de morir, reveló al amigo su
secreto sobre la imagen sagrada y le suplicó que la colocara en una
iglesia. El amigo prometió hacerlo atendiendo sus deseos, pero
también él murió sin haber cumplido la promesa.
Finalmente, la Bienaventurada Virgen se apareció a la pequeña hija
de seis años de una familia romana diciéndole que indicara a su mamá
y a su abuela que la imagen de la Virgen María del Perpetuo Socorro
debía colocarse en la iglesia de S. Mateo Apóstol, situada entre las
basílicas de Sta. María Mayor y S. Juan de Letrán.
La tradición cuenta cómo después de muchas dudas y diversas
dificultades, "la madre obedeció y, tras consultar con el clero
responsable de dicha iglesia, la imagen de la Virgen fue colocada en
S. Mateo el 27 de marzo de 1499". Allí fue venerada durante 300
años. Enseguida comenzó la segunda etapa vinculada a la historia del
icono. La devoción a la Virgen del Perpetuo Socorro se extendió por
toda Roma.
Durante tres siglos en la iglesia de S. Mateo
La iglesia de S. Mateo no era grande, pero sí poseía un enorme
tesoro que atrajo a los fieles: el icono de Nuestra Madre del
Perpetuo Socorro. Del 1739 al 1798, la iglesia y el monasterio
adyacente fueron confiados a los Agustinos irlandeses, injustamente
desterrados de su país, y que utilizaron el monasterio como centro
de formación para su Provincia romana. Los jóvenes estudiantes
encontraron allí un remanso de paz en presencia de la Virgen del
Perpetuo Socorro mientras se preparaban al sacerdocio, al apostolado
y al martirio.
En 1798, Roma fue devastada por la guerra, y el monasterio y la
iglesia fueron casi totalmente destruidos. Varios Agustinos
permanecieron aún allí por algún tiempo pero, al final, también
debieron marcharse. Algunos regresaron a Irlanda, otros se
dirigieron hacia nuevas fundaciones en América, mientras que la
mayor parte se trasladó a algún monasterio cercano. Fue este último
grupo el que llevó consigo la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo
Socorro. Comienza así la tercera etapa de su historia, el tiempo de
los "Años ocultos".
En 1819, los Agustinos irlandeses se trasladaron a la iglesia de Sta.
María en Posterula, cerca del "Ponte Umberto I" que atraviesa el río
Tíber. Con ellos, se trasladó también a la "Virgen de San Mateo".
Pero al venerarse ya en esta iglesia otra imagen, la de "Nuestra
Señora de las Gracias", la nueva imagen fue colocada en una capilla
privada del monasterio donde allí quedó casi completamente olvidada
de no haber sido por Fray Agustín Orsetti, uno de los frailes que de
joven había estado en S. Mateo.
El anciano religioso y el joven monaguillo
Pasaron los años y diríase que la imagen, que se había salvado de la
guerra que destruyó la iglesia de S. Mateo, se encontraba ahora
sumida en el olvido.
Un joven monaguillo, llamado Michele Marchi, visitaba a menudo la
iglesia de Santa María en Posterula y entabló amistad con Fray
Agustín. Muchos años después, siendo ya Padre Michele, escribió:
"Aquel buen fraile solía expresarse con un cierto aire de misterio y
ansiedad, sobre todo en los años 1850 y 1851cuando me dijo
exactamente estas palabras: 'No olvides, hijo mío, que la imagen de
la Virgen de
S.
Mateo está allá arriba en la capilla: no lo olvides nunca, ¿has
entendido? Es una imagen milagrosa. En aquel tiempo el fraile estaba
casi completamente ciego. "Lo que puedo decir de esta venerable
imagen de la "Virgen de S. Mateo", también llamada "Perpetuo
Socorro", es que desde mi infancia hasta que entré en la
Congregación (de los Redentoristas) la vi siempre colocada sobre el
altar de la capilla de la casa de los Padres Agustinos de la
Provincia irlandesa de Sta. María en Posterula, ninguna devoción,
ninguna decoración, tampoco ninguna lámpara que indicara su
presencia. Allí se encontraba cubierta de polvo y prácticamente
abandonada. Muchas veces, mientras ayudaba a misa, me quedaba fijo
mirándola con mucha atención".
Fray Agustín murió en 1853 a la venerable edad de 86 años sin haber
visto cumplido su deseo de que la Virgen del Perpetuo Socorro fuera
nuevamente expuesta a la pública veneración. Sus oraciones y su
confianza ilimitada en la Virgen María parecían no haber encontrado
respuesta alguna.
El redescubrimiento del icono
En enero de 1855, los Misioneros Redentoristas compraron "Villa
Caserta", en Roma, convirtiéndola en casa generalicia de la
congregación misionera que ya se había extendido por toda Europa
occidental y por América del Norte. En esta misma propiedad, en Via
Merulana, se encontraron las ruinas de la iglesia y del monasterio
de S. Mateo. Sin saberlo en aquel momento, compraron el terreno que,
muchos años antes, había elegido la Virgen como santuario suyo,
entre Santa María Mayor y S. Juan de Letrán.
Cuatro meses después se comenzó la construcción de una iglesia en
honor del Smo. Redentor, dedicada a S. Alfonso de Liguori, fundador
de la Congregación. El 24 de diciembre de 1855, un grupo de jóvenes
comenzaba el noviciado en esta nueva casa. Uno de ellos era Michele
Marchi.
Los Redentoristas demostraron tener un enorme interés por la
historia de la propiedad adquirida; mucho más cuando, el 7 de
febrero de 1863, un famoso predicador jesuita, el Padre Francesco
Blosi, hizo referencia en su sermón al tema del icono de María que
"estuvo en la iglesia de S. Mateo en Via Merulana y que era conocido
como "La Virgen de S. Mateo" o, más exactamente, como la "Virgen del
Perpetuo Socorro".
En otra ocasión, el cronista de la comunidad redentorista,
"examinando algunos autores que escribieron sobre la antigüedad
romana, se encontró con referencias a la iglesia de S. Mateo. Entre
éstas, había una cita en que se hablaba de la iglesia (que había
estado situada dentro del perímetro del jardín de la comunidad) y en
la que había habido un antiguo icono de la Madre de Dios que gozó de
gran veneración y fama debido a sus milagros". Luego, "tras contar
todas estas cosas a la comunidad, se abrió un debate sobre cómo
encontrar la imagen. El Padre Marchi se acordó de todo lo que le
había contado Fray Agustín Orsetti y dijo a sus cohermanos que había
visto aquel icono con mucha frecuencia y que sabía dónde se
hallaba".
Recepción del Icono por parte de los Redentoristas
Con este nuevo conjunto de informaciones, el interés de los
Redentoristas creció y quisieron saber aún más del icono y de cómo
conseguirlo para su iglesia. El Superior General, Padre Nicolás
Mauron, escribió una carta al Papa Pío IX pidiéndole a la Santa Sede
que le concediera el icono del Perpetuo Socorro a fin de colocarlo
en la nueva iglesia del Smo. Redentor y S. Alfonso que se había
construido cerca del lugar en que se encontraba la antigua iglesia
de S. Mateo. El Papa accedió a esta petición y en el reverso de la
misma solicitud escribió de su puño y letra justamente lo siguiente:
"Diciembre, 11, 1865: El Cardenal Prefecto de Propaganda debe llamar
al Superior de la comunidad de Santa María en Posterula diciéndole
que es Nuestro deseo que la imagen de la Santísima Virgen, de la que
se habla en esta petición, sea nuevamente colocada entre San Juan y
Santa María Mayor. Los Redentoristas se encargarán de reemplazarla
con otra imagen adecuada".
Según la tradición, fue entonces cuando el Papa Pío IX dijo al
Superior General de los Redentoristas: "Dadla a conocer al mundo
entero". En el mes de enero de 1866, los Padres Michele Marchi y
Ernesto Bresciani fueron a Sta. María en Posterula para recibir la
imagen de manos de los Agustinos.
Hubo que proceder a la limpieza y restauración del icono. La tarea
se le confió al artista polaco Leopold Nowotny. Finalmente, el 26 de
abril de 1866, la imagen fue expuesta nuevamente a la pública
veneración en la iglesia de S. Alfonso en Via Merulana.
Con este hecho dio comienzo la cuarta etapa de su historia: la
difusión del icono por el mundo entero.
La última restauración del Icono
El icono restaurado
|
En 1990, la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro fue retirada
del altar mayor para hacerle nuevas fotos al icono. Fue entonces
cuando se descubrió el serio deterioro en que se encontraba: tanto
la madera como la pintura habían sufrido seriamente los cambios
medioambientales registrados así como los torpes intentos de
restauración. El Gobierno General de los Redentoristas decidió
recabar los servicios técnicos del Museo Vaticano para proceder a
una restauración general del icono que solucionara el fenómeno de
agrietamiento y de hongos que amenazaban con ocasionarle daños aún
más graves y de imposible restauración.
La primera parte de la restauración consistió en una serie de
sesiones de rayos equis, de imágenes infrarrojas, de análisis
cualitativos y cuantitativos del barniz, así como de otras pruebas
con rayos infrarrojos y ultravioleta. El resultado de estos análisis
y, sobre todo, un examen con carbono 14 indicó que la madera del
icono del Perpetuo Socorro podía datarse tranquilamente en los años
1325-1480.
La segunda fase de la restauración consistió en la labor física de
retocar las partes dañadas, reforzar la estructura que sustentaba el
icono, etc. Esta intervención física se limitó a lo estrictamente
necesario como sucede en las operaciones quirúrgicas del cuerpo
humano puesto que todo trabajo de restauración provoca siempre algún
trauma. El análisis artístico databa la pigmentación del barniz en
una fecha más reciente (después del siglo XVII): esto explicaría por
qué el icono presenta una síntesis de elementos orientales y
occidentales, sobre todo en lo referente a los rostros.
El Mensaje del Icono
Este querido icono puede parecer extraño a nuestros ojos
occidentales. No presenta a María como una joven delicada de
ojos sumisos. Su mirada directa y sus rasgos firmes llaman
nuestra atención. Quedamos impresionados por la apariencia poco
realista de las figuras. Jesús tiene las dimensiones de un niño
pequeño pero sus rasgos son de otro mayor. María y Jesús no
forman parte de una escena, sino que están colocados sobre fondo
dorado.
Esta imagen fue pintada en el estilo bizantino de la Iglesia
Oriental. El objetivo de este estilo no es el de presentar una bella
escena o un personaje, sino el de transmitir un rico mensaje
espiritual. Puesto que el artista trata de comunicar algo de orden
celestial más que una realidad de este mundo, la imagen no es una
pintura realista. La pintura bizantina es como una puerta. Ver una
bella puerta es agradable pero ¿quién querría quedarse allí durante
tiempo sin ver a dónde lleva? Queremos abrirla e ir más allá. Esta
puerta puede ser bonita o no, pero solo es una realidad que tiene
como objetivo el que se penetre por ella en un mundo nuevo.
Es así como debemos acercarnos a esta pintura. El artista,
consciente de que nadie en el mundo podría saber nunca qué aspecto
tuvieron realmente María o Jesús y de que tampoco su santidad podría
nunca ser pintada en términos puramente humanos, ha reflejado su
belleza y su mensaje a través de símbolos.
¿Qué ves cuándo miras la imagen?
Ante todo ves a María porque domina la pintura y porque te mira
directamente a los ojos - no mira a Jesús, no tiene la mirada fija
en el cielo, tampoco mira a los ángeles que aletean sobre su cabeza.
Te mira como para decirte algo muy importante. Sus ojos se muestran
serios, incluso tristes, pero roban la atención.
Es una mujer importante, una mujer de autoridad, de cierto nivel.
Está colocada sobre un fondo dorado, símbolo del cielo durante la
Edad Media. Y va vestida de azul oscuro con franjas verdes y túnica
roja. Azul, verde y rojo fueron los colores de la majestad.
Solamente a la emperatriz se le concedía vestir con estos colores.
La estrella de ocho puntas sobre su frente probablemente fue añadida
por un artista posterior para representar la idea oriental de que
María es la estrella que nos conduce a Jesús. Para reforzar el
simbolismo, se encuentra en el lado izquierdo, y sobre su tocado,
una cruz ornamental de cuatro puntas en forma de estrella.
Las letras sobre su cabeza la proclaman Madre de Dios (en griego).
Mirando la pintura entendemos que tiene el poder de interceder por
nosotros en el cielo.
La mirada de María se fija en ti, pero tiene en brazos a Jesús. En
los iconos bizantinos, María no es representada nunca sin Jesús
porque Jesús ocupa el centro de la fe. También Jesús va vestido con
colores reales. Solo el emperador podía vestir túnica verde, con una
franja roja y con el brocato dorado que aparece en la pintura. Las
iniciales griegas decoradas con una cruz, a la derecha del niño y de
su aureola, proclaman que él es "Jesús, el Cristo".
Jesús no nos mira, tampoco mira a María ni a los ángeles. Aunque se
aferra a su madre, mira a lo lejos, a algo que no podemos ver - algo
que le ha hecho acudir tan de prisa a su madre que una de sus
sandalias casi se le ha desprendido, debe tratarse de algo que lo
impulsa a apretarse junto a la madre para encontrar allí protección
y amor.
¿Qué puede ocasionarle tanto miedo a un niño que, por añadidura, es
Hijo de Dios?
Las figuras que aletean a ambos los lados de Jesús y de María - las
letras griegas los identifican con los arcángeles Gabriel y Miguel -
nos dan la respuesta. En lugar de arpas y trompetas de alabanza,
dichos arcángeles van cargados con los instrumentos de la Pasión de
Cristo.
A la izquierda, Miguel sujeta un asta con la esponja empapada en
hiel, la que los soldados ofrecieron a Jesús sobre la cruz, y lleva
también la lanza que traspasó su costado.
A la derecha, Gabriel sujeta la cruz y cuatro clavos.
Jesús ha entrevisto su suerte - el sufrimiento y la muerte que le
aguardan. Aunque es Dios, también es humano y, como tal, tiene miedo
ante su futuro terrorífico. Y acude a la madre que lo aprieta junto
a sí en este momento de pánico, tal como estará cerca de él durante
toda su vida y en la hora de su muerte. No puede ahorrarle el
sufrimiento, pero puede expresarle su amor y confortarlo.
Pero entonces, ¿por qué nos mira María tan intensamente en lugar de
hacerlo con el hijo que la necesita? Su mirada nos hace penetrar en
la historia, nos hace protagonistas de la pintura y del dolor. Su
mirada nos dice que así como Jesús ha corrido hacia su madre para
encontrar en ella amparo, también nosotros podemos acudir a María.
Su mano no rodea, en protector apretón, las manitas de su hijito
asustado, sino que permanece abierta, invitándonos a poner también
nuestras manos en la suya y a unirnos a Jesús.
María sabe que en la vida hay muchas cosas peligrosas y
terroríficas, y que necesitamos a alguien a quien acudir durante el
tiempo de sufrimiento y de angustia. Nos ofrece el mismo consuelo y
el mismo amor que dio a Jesús. Nos dice que acudamos a ella,
rápidamente como lo hizo Jesús, tan veloces que no demos importancia
alguna a cómo nos encontramos o a cómo vamos vestidos con tal de que
lleguemos.
Y tú, ¿a qué esperas?
Novena a Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro
- GUIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS -
ORACIÓN PREPARATORIA:
Señor
nuestro Jesucristo, Hijo de Dios Padre y Redentor del
mundo, Tú nos invitas a depositar en ti nuestros agobios y
cansancios, a buscar tu abrazo de reconciliación y a confiar
en tu ayuda para soportar nuestra cruz de cada día. Nos has
dado a tu Madre, la Virgen María, como la mejor intercesora,
Madre, modelo y socorro en nuestra vida. Te complace que la
honremos y acudamos a su amparo maternal. Concédenos dar
gloria a tu nombre al bendecir y ensalzar a María en su
entrañable título de Madre del Perpetuo Socorro. Amén
PLEGARIA DE SALUDO:
Virgen del Perpetuo Socorro: Te saludamos
como
Madre de Dios y Madre de todos nosotros.
Desde
tu Icono nos muestras al Redentor, tu Hijo Jesús,
que
mira a la Cruz desde la que te nombró nuestra Madre.
Ponemos nuestra confianza en tu socorro maternal y te
decimos:
“Seas
amada, seas alabada, seas invocada,
seas
eternamente bendita, ¡Virgen del Perpetuo Socorro!,
mi
esperanza, mi amor, mi Madre, mi refugio y mi vida. Amén”.
INVOCACIONES PARA TODOS LOS DÍAS:
· Madre
del Perpetuo socorro, cuyo sólo nombre inspira
confianza.
R/
MADRE DE AMOR, VEN EN MI SOCORRO.
· En
el momento de la prueba, para ser fuerte. R/
· Cuando
haya caído en el pecado, para que vuelva a levantarme.
R/
· Frente
a la mentira, la injusticia y el afán de poseer, para
mantenerme libre. R/
· Si
se oscurece mi fe, si decae mi esperanza y me enfrío en
el amor. R/
· Al
participar en los Sacramentos y en el servicio a Dios y
a los hermanos. R/
· En
todos los acontecimientos, ocupaciones y peligros de la
vida. R/
· Para
estar atento a la Palabra de Dios y responder a sus
dones. R/
· Para
conseguir con mi ejemplo que los demás te invoquen y te
amen. R/
· Madre
mía, para ser fiel a Cristo, hasta llegar a la gloria
del Padre. R/
(Pídase la gracia o
favor que se desea alcanzar en esta novena)
Dios te salve, María,
llena eres de gracia...(Rezar
una o tres Avemarías)
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS:
¡Santísima Virgen María!,
para
inspirarnos confianza sin límites,
has
escogido el nombre
de
Madre del Perpetuo Socorro.
Te
suplico me socorras en todo tiempo y lugar,
en
mis tentaciones y caídas,
en
mis dificultades, en todas las ocasiones de la vida
y,
sobre todo, en el trance de la muerte.
Concédeme, Madre amorosa,
el
pensamiento y la costumbre
de
recurrir siempre a Ti.
Porque tengo por cierto
que
si soy fiel en invocarte,
Tú
serás fiel en socorrerme.
Alcánzame la mayor gracia,
la de
suplicarte sin cesar
con
la confianza de un hijo,
para
obtener tu Perpetuo Socorro
y la
perseverancia final.
Bendíceme, ¡tierna y bondadosa Madre!
y
ruega por mí ahora
y en
la hora final de mi vida. Amén.
|
Himno de entrada: María Inmaculada
Guía:
Nos reunimos en honor de
nuestra Madre y de su Perpetuo Socorro. Recordemos su ayuda a todos.
Su vida entera es una lección de amor.
Todos: Madre del Perpetuo Socorro, hoy debemos
hacer frente a tantas dificultades. Tu imagen nos dice mucho de ti.
Nos recuerda que debemos abrirnos a las necesidades del prójimo.
Ayúdanos a comprender que nuestra vida pertenece a los demás tanto
como a nosotros mismos. María, modelo de amor cristiano, sabemos que
no podemos evitar todos los males ni solucionar todos los problemas
pero con la gracia de Dios queremos hacer cuanto podamos. Haznos
testigos ante el mundo de que lo verdaderamente importante es el
amor hacia el prójimo manifestado por medio de las obras. Haz que
nuestro actuar cotidiano proclame hasta qué punto nuestra vida ha
sido modelada según la tuya, Madre del Perpetuo Socorro.
Guía: María, tú fuiste una mujer de inquebrantable
fe. Tu fe en Jesús no vaciló jamás. Modelo de todos los creyentes,
ruega al Espíritu Santo por nosotros. Ayúdanos no solo a aceptar
todo lo que tu Hijo nos ha enseñado, sino también a llevarlo a la
práctica.
Todos: Madre del Perpetuo Socorro, Jesús, siendo
niño, acudía a ti para recibir ayuda y sentirse seguro. Tú no veías
en él solo la fragilidad del niño, sino que, movida por el Espíritu
Santo, comprendiste que Jesús era el Hijo del Altísimo, el Mesías
esperado desde hacía tanto tiempo. Siguiendo tu ejemplo de fe,
ayúdanos a reconocer a Jesús en los que encontramos en nuestro
camino, especialmente en los pobres y en los abandonados, en los
enfermos y en los ancianos. Haz, Oh Madre querida, que recordemos
siempre que cuanto hacemos a uno de los más pequeños de nuestros
hermanos y hermanas, lo hacemos a tu amado Hijo. Que sus palabras
penetren en nuestro corazón e influyan en nuestra vida y en la vida
de los demás.
Guía: Oremos para que podamos abrirnos a la Palabra
de Dios.
Todos: María, mujer de fe, tú has meditado y
guardado en tu corazón el sentido de las palabras y del actuar de
Dios durante tu vida. Desde la fe has respondido generosamente a su
palabra. Mientras escuchamos la Palabra de Dios ayúdanos a estar
atentos a su mensaje. Que el Espíritu Santo ilumine nuestra mente y
nos dé fuerza para traducir en obras sus palabras.
Guía: Nos ponemos de pie mientras presentamos
nuestras peticiones: Concede sabiduría y el don de confirmarnos en
la fe a nuestro Santo Padre el Papa N., a nuestro Obispo N., a
nuestros sacerdotes, a todos los responsables de nuestra nación, del
Estado, y de la comunidad.
Todos: Señor, que tu Madre María interceda por
nosotros.
Guía: Concede paz y mutuo entendimiento al mundo
entero, especialmente a nuestras casas y a nuestras familias.
Todos: Señor, que tu Madre María interceda por
nosotros.
Guía: Haz que los jóvenes respondan generosamente a
la llamada del Espíritu Santo profundizando su fe y eligiendo su
verdadera vocación en la vida.
Todos: Señor, que tu Madre María interceda por
nosotros.
Guía: Haz que gocemos de salud de espíritu y de
cuerpo, y ayuda a los enfermos, especialmente…………, a recobrar la
salud, si ésa es tu voluntad.
Todos: Señor, que tu Madre María interceda por
nosotros.
Guía: Concede el descanso eterno a todos nuestros
queridos difuntos, especialmente a……………, y a todas las almas de los
fieles difuntos.
Todos: Señor que tu Madre María interceda por
nosotros.
Guía: Ahora permanecemos en silencio para presentar
nuestras peticiones personales a Nuestra Madre del Perpetuo Socorro.
Todos: María, humilde sierva del Señor, necesitamos
hoy tu ejemplo a fin de descubrir la voluntad de Dios sobre nuestra
vida. En tu vida otorgaste siempre a Dios el primer puesto. Así como
en tu corazón meditaste sus palabras, ayuda a cada uno de nosotros a
que busque el designio de Dios en todo cuanto hagamos. Danos la
convicción de que nada es más importante que hacer la voluntad de
nuestro Padre celestial. Haz que gastemos cada instante de nuestra
vida en amarlo y en darle gracias. Ayúdanos a seguir tu ejemplo
proclamando: Soy el siervo o la sierva del Señor, quiero lo que Dios
quiere, cuando él lo quiere, como él lo quiere y porque así lo
quiere él.
Guía: Madre del Perpetuo Socorro, tu imagen nos
recuerda que tenemos que llevar la cruz como lo hizo Jesús. Padeció
valientemente la injusticia, el abandono y la traición, el dolor y
el sufrimiento, incluso una muerte de malhechor.
Todos: María, nos dirigimos a ti como a nuestro
modelo de sufrimiento y de valor. Has participado en los
sufrimientos y en la muerte de tu Hijo; ahora, participas en su
Resurrección gloriosa. También nosotros participamos de la cruz de
Cristo y, un día, como tú, tendremos parte plena en su Resurrección.
Ayúdanos a ser pacientes en nuestros sufrimientos y a confiar en los
amorosos designios de nuestro Padre Celestial. Que cuantos sufren en
su cuerpo o están turbados en el espíritu experimenten el poder
curativo de tu Hijo. Ayúdanos a seguir su ejemplo y a fiarnos por
Cristo, con Cristo y en Cristo, de la asistencia del Padre
celestial.
Guía: Pedimos a María que custodie nuestras
familias.
Todos: Madre del Perpetuo Socorro, bendice con tu
tierno amor de madre nuestras familias. Que el sacramento del
matrimonio mantenga cada vez más unidos a esposo y esposa a fin de
que siempre se mantengan mutuamente fieles y se amen también
mutuamente como Cristo nos ama. Ayuda a todas las madres y a todos
los padres a que amen a los hijos que Dios les ha confiado. Que
siempre sean modelos de una vida realmente cristiana. Ayuda a todos
los niños a que amen y respeten a sus padres. Haz que todos valoren
el matrimonio cristiano y la vida de familia. Danos sentido de
responsabilidad a fin de que nos empeñemos en que nuestros hogares
sean lugares de amor y de paz. María, nuestro modelo, ayuda a todas
las familias a crecer constantemente en el auténtico amor a Dios y
al prójimo a fin de que la justicia y la paz florezcan por doquier
allí donde haya una familia humana.
Himno final
Archicofradía del Perpetuo Socorro
de Vigo
Estatutos
l.- DATOS HISTORICOS
· A finales del s. XV el Icono de Nuestra Señora del Perpetuo
Socorro es expuesto a la pública veneración de los fieles en Roma,
en la iglesia de S. Mateo. Un mercader había traído el icono desde
Creta.
· El icono permanece tres siglos en la iglesia de S. Mateo. La
gente acude numerosa a honrarla e invocarla. La Virgen responde con
favores y comienza a ser llamada la “Virgen milagrosa”.
· En 1798 la iglesia de S. Mateo es demolida por las tropas
napoleónicas. La Virgen del Perpetuo Socorro comienza su éxodo hasta
llegar al convento agustino de Santa Maria in Postérula. Se la
coloca en el oratorio privado de la Comunidad.
· El 26 de abril de 1866 vuelve el icono de Nuestra Señora del
Perpetuo Socorro al culto público en la iglesia de los PP.
Redentoristas, que se levanta en donde antes había estado el
derruido templo de S. Mateo. Pío IX, el 11 de diciembre de 1865, por
medio de un rescripto, había confiado a los Redentoristas el cuadro
de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
· El 23 de junio de 1867 coronación solemne del icono de Nuestra
Señora del Perpetuo Socorro, hecho reservado sólo a las imágenes más
antiguas y más famosas.
· 31 de mayo de 1876, erección de la Archicofradía de Nuestra
Señora del Perpetuo Socorro por el Papa Pío IX. Él quiso ser el
primer archicofrade y lo fue. Visitó el icono en la iglesia de los
Redentoristas y después de contemplarla largo rato exclamó: “qué
hermosa es, qué hermosa es”. Y recomendaba a los fieles: “Tened gran
devoción a la Madre del Perpetuo Socorro”. Y a los Redentoristas les
dio un encargo entrañable: “Dadla a conocer a todo el mundo”.
II.- OBJETIVOS DE LA ARCHICOFRADIA
Vivir en profundidad la vida cristiana. Honrar a María con una vida
digna del espíritu de Jesús de Nazaret. María es un modelo perfecto
de esa vida y una ayuda poderosa para alcanzarla.
Cultivar la devoción mariana privada y pública.
Comprometerse a hacer un mundo más humano y cristiano.
Atender la propia organización interna y externa de la
Archicofradía.
III.- CONDICIONES PARA SER ARCHICOFRADE
Toda persona de cualquier edad, sexo o condición puede ser
archicofrade del Perpetuo Socorro.
Inscripción en el Registro de la Archicofradía, que hace efectivo el
Ingreso, pero que se ratifica el día de la ceremonia de Admisión de
los Archicofrades, en la Fiesta del Perpetuo Socorro, 27 de Junio.
Asumir la responsabilidad de cumplir con el espíritu y los objetivos
de la Archicofradía.
IV.- ACTlVIDADES
Para vivir en profundidad la vida cristiana, siguiendo el ejemplo de
María, la Archicofradía propone a sus miembros diversas actividades:
1. Formación cristiana.
Asistiendo a cursillos, semanas, conferencias, ejercicios..., que
ayudarán a madurar la fe cristiana.
Recibir, si es posible, la revista Icono (Perpetuo Socorro) en
nuestra familia.
Cuidar la lectura de obras que nos ayuden en nuestra formación
cristiana.
2. Apostolado y acción caritativa.
La preocupación misionera y caritativa es esencial a un archicofrade
del Perpetuo Socorro; debe tener deseo de dar a conocer a Jesús y su
mensaje redentor; ser las manos y el corazón de Cristo que se
acercan a los que sufren, acudiendo con dinamismo misionero a las
urgencias pastorales y esforzándose por anunciar la Buena Nueva del
Reino a los más abandonados, especialmente a los pobres.
Acciones solidarias con los más necesitados, tanto de los que están
cerca como de los de lejos: campañas como el Domund; navidad; contra
el hambre; el paro; situaciones de injusticia; necesidades
apremiantes...
Ayuda y acercamiento personal a los que sufren: enfermos, ancianos,
sobre todo a los archicofrades.
La devoción a María y la irradiación misionera deben crear entre los
archicofrades una verdadera fraternidad.
3. Actividades religiosas
Participar, en lo posible, en los actos litúrgicos de la Parroquia y
de manera especial en los actos de culto en honor de María.
Cuidar la oración personal diaria.
Hacer alguna visita a la Virgen del Perpetuo Socorro en la Iglesia.
Asistir a la novena anual.
Celebrar una misa por todos los difuntos archicofrades.
4. Otras actividades
Programar alguna salida, visita cultural, peregrinación...
IV.- ACTOS MARIANOS EN LA IGLESIA
Diario (11,30 h): Rosario
Domingos y Vísperas de Fiesta (19 h): Rosario
Sábado (10 y 12 h.): Celebración Mariana
Día 27 de cada mes (19 h.) Rosario; y a las 19:30 h. Celebración
Mariana
Novena a la Inmaculada (30 de Noviembre a 8 de Diciembre)
Novena al Perpetuo Socorro (19 al 27 de Junio)
V.- ORGANIZACIÓN DE LA ARCHICOFRADÍA
La Archicofradía se organiza sobre la base de los archicofrades y
sus funciones a desempeñar por amor y devoción a María.
Los cargos
Director, Presidente/a, Secretario/a y dos Consejeros/as.
Sobre el nombramiento de los cargos se procederá de la siguiente
forma: el Director lo nombra el Superior y Párroco de la Comunidad
Redentorista y los demás cargos serán elegidos por los miembros de
la Archicofradía.
Las competencias
El Director
Preside las reuniones y dirige los cultos.
Recibe las inscripciones y admite a los archicofrades.
Hará observar los Estatutos y hará cumplir los objetivos de la
Archicofradía.
El/La Presidente/a
Junto con el Director y en su ausencia, preside las reuniones
generales
Tendrá la representación de la Archicofradía en los actos oficiales
públicos y privados, dentro y fuera de la Sociedad.
Estará al corriente de la marcha de la Sociedad.
Secretario/a
Se responsabiliza de los libros de la Archicofradía:
Libro de Registro: donde registrará los nombres de los archicofrades
que recibe el Director.
Libro de Crónicas: donde anotará todas las actividades de la
Archicofradía.
Libro de Cuentas: donde anotará todo el movimiento económico de la
Archicofradía.
Consejeros
Son el órgano consultivo ordinario de la Junta Directiva a quien
asesorarán y aconsejarán para bien de la Sociedad.
El Gobierno de la Archicofradía
El gobierno de la Archicofradía estará encomendado a la Junta
Directiva, que estará compuesta por:
Director
Presidente/a
Secretario/a
Dos Consejeros
La Junta Directiva convocará, al menos una vez al año (principio de
curso), una Asamblea General de carácter informativo, deliberativo,
programático y electivo si procede.
VI.- AGREGACION A LA ARCHICOFRADIA
Para ser archicofrade se requiere estas dos cosas:
1. Pedir ser inscrito en la archicofradía.
2. Ser admitido por el Director.
Todo el año es tiempo oportuno para hacer la inscripción. Se
anotarán en el Registro de Inscripciones el nombre y apellidos,
dirección y fecha de ingreso. Y desde el momento de la inscripción
se es archicofrade de hecho y de derecho, a la espera de la
integración definitiva con la admisión solemne de todos los
inscritos en el año.
Admisión solemne y renovación
En la fecha de la fiesta de la Virgen del Perpetuo Socorro (27 de
Junio) se efectuará la solemne admisión de los archicofrades
inscritos durante el año. Y en esta misma fecha todos los
archicofrades presentes renovarán su pertenencia a la Archicofradía.
En Vigo a 9 de Noviembre de 2002
Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro |
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