LLAMADO A TRABAJAR POR LA UNIDAD DE LA IGLESIA
Dominik Trčka nace el 6
de julio de 1886 en Frydlant nad Ostravici
(actualmente República Checa), último de los
siete hijos de Františka Šterbova y Tomaš Trčka.
Fue bautizado al día siguiente de su nacimiento.
Crece en una familia católica donde recibe una
buena educación cristiana. Una de sus hermanas
fue religiosa.
Dominik comenzó sus
estudios en la escuela elemental de Frydlant y
después pasó al instituto de Mistek. Durante el
curso 1902-1903 comenzó a frecuentar la clase
sexta del Jovenado Redentorista a
Cervenka. Tras esos contactos, decidió entrar en
la Congregación del Santísimo Redentor.
La etapa siguiente de su vida religiosa fue su
ingreso en el noviciado de Bilsko que comenzó en
agosto de 1903. Emite la profesión religiosa el
25 de agosto de 1904 (curiosamente la fecha de
su martirio).
Después del noviciado
continuó los estudios de filosofía y teología en
el seminario redentorista, en Oborišt. Aquí se
llenó de los ideales de los Santos Hermanos
Cirilo y Metodio, primeros evangelizadores de
Europa Oriental y patronos de Europa. Ambos son
los fundadores de esas iglesias y los creadores
de sus caracteres en la escritura. Trčka quería
con todo el corazón trabajar en el campo de la
unidad de la Iglesia. En su rara correspondencia
aparece con evidencia que esperaba con gloria el
día de su ordenación sacerdotal. El 17 de julio
de 1910 es ordenado presbítero por el arzobispo
de Praga, el cardenal Leo Skrbensky. Después de
su primera misa, celebrada el 18 de julio en San
Kajetan en Praga, regresó a Oborište para
terminar el último año de estudios teológicos.
De Oborište fue
transferido a Praga (1911), bajo la guía del P.
Fratišek Polepil, para el segundo noviciado,
donde continuará como misionero. Sus superiores
dan los siguientes informes: «El Padre
Trčka, preparando la prédica, quiere ser
original. No siempre lo consigue, pero acepta
las críticas. En cuanto a la proclamación, lo
hace bien, afablemente».
En diciembre de 1914 se
trasladó a Svata Hora, donde trabajó como
misionero. Cuando el P. Sorko, a causa de su
mala salud, deja el trabajo entre los emigrantes
croatas, el P. Trčka rápidamente se muestra
disponible a asumir tan delicada tarea. Así
inició su actividad como guía espiritual entre
los croatas, que se convirtieron «en sus
abandonados», sirviendo en el ministerio
de la caridad a imagen del amoroso Padre
Celeste. Se entregó con todas sus energías en la
transmisión de la fe, sobre todo con la
catequesis y la celebración de la santa
liturgia, para croatas, eslovenios y rutenos,
fuesen fugitivos o soldados del hospital de
Pribran. Parecía que donde ocurría alguna cosa
entre los eslavos, allí aparecía «casualmente»
el P. Trčka.
MISIONERO ENTRE LOS GRECO-CATÓLICOS
El 2 de agosto de 1918 pasó de la comunidad de
Svata Hora a la ciudad de Brno, para trabajar
entre los greco-católicos, según mandato del
Padre General de los Redentoristas: «El
reverendísimo P. General ha nombrado a usted y
al P. Stanislav Nekula como misioneros en Halic,
para los greco-católicos. Deberán partir apenas
las condiciones lo permitan».
Estaba en curso la guerra polaco-ucraniana,
aunque ésta terminó pronto y sin grandes
catástrofes. Por fin se cumplía el gran deseo
del Padre Trčka de celebrar el rito oriental y
trabajar por los cristianos de tradición eslava.
Parte, junto al P. Nekula, para Galitzia. LLegan
a Leópolis agotados por el viaje, pero felices
de estar ya en casa. Los padres belgas que
atendían a los greco-católicos estaban
sorprendidos por la rapidez con la que aprendían
la nueva lengua, el rito y la tradición
oriental. En este lugar recibe el P. Dominik el
nombre de Metodio, en honor de uno de los dos
Santos Apóstoles de las Iglesias Orientales. En
todo era guiado y acompañado casi siempre por
Nikolaj Carnecky, otro futuro beato mártir
redentorista, que en este periodo era tan sólo
novicio. El cambio, a pesar de ser deseado, no
fue fácil: nueva lengua, nuevo rito, nueva
cultura. En enero de 1920 se funda el convento
de Stanislavov (hoy Ivanofrankivsk) al que es
destinado el P. Metodij. Como él mismo escribe
en la carta a sus superiores, había tanto
trabajo que no encontraban tiempo para la misión
que tenían.
A comienzos de octubre de 1921 el P. Provincial
llama de nuevo al P. Trčka y al P. Nekula a
Galitzia. Viajarán a Eslovaquia en diciembre, a
la Comunidad de Stropkov. Se intensifican los
trabajos de apostolado en la diócesis de Prešov,
se abren nuevos campos para las misiones de S.
Giosafat, el culto a la Virgen del Perpetuo
Socorro, la fiesta anual a Maria, los ejercicios
espirituales y los retiros para los
seminaristas, curas y religiosos: estas eran las
obras apostólicas en las que trabajaba. Su
preocupación primordial era estar al servicio
del pueblo de Dios, ofrecer instrumentos para el
aumento de los valores morales, reconstruir y
consolidar la conciencia católica entre los
greco-católicos, a menudo infravalorados tanto
por romano-católicos como por ortodoxos.
Las misiones populares gozaban de gran respuesta
y popularidad. La situación de guerra permanente
no permitía realizar muchos proyectos, y se
presentaba como un obstáculo difícil de superar.
Para el Estado Eslovaco, los redentoristas de
Michalovce eran sospechosos, tanto por su
nacionalidad checa, como por ser considerados
fanáticos religiosos (ya que no eran ortodoxos);
otros les acusaban de hacer propaganda checa.
Hicieran lo que hicieran, siempre se
interpretaba mal su actuación y buscaban la
forma de expulsarlos del país. Empeoraron
todavía más las cosas en 1940, cuando el obispo
de Prešov Gojdie escribió una carta pastoral, y
el P. Metodio fue acusado por la policía de
difundir dicha carta y actuar contra el Estado.
El 21 de diciembre de 1945 se creaba la nueva
vice-provincia de Michalovice, de Redentoristas
de rito greco-católico, independiente de los
Redentoristas de rito latino o romano. Su primer
superior fue el P. Metodij Dominik Trčka. Cuando
aceptó el cargo, entre otras cosas, dijo: «¿Qué
es esta nueva vice-provincia? Somos los aquí
presentes. Depende de nosotros y de cómo la
construyamos». Era un entusiasta para
todas las iniciativas y tenía en consideración
las buenas propuestas. En el período 1946-1948,
el P. Trčka se empeñó en la fundación de nuevos
monasterios en Stropkov y Savinov, la
reconstrucción de la iglesia de Stropkov y la
formación de los jóvenes redentoristas. Fue un
período de desarrollo y de grandes esperanzas
para el futuro.
Como se ha podido ver con el paso de los años,
no todos los proyectos se realizaron, porque
cuando el Partido Comunista llegó al poder, la
actitud hostil del Estado contra la Iglesia
aumentó. Los redentoristas eran controlados,
sobre todo durante las homilías y predicaciones.
El superior, P.Metodij, era requerido por las
autoridades en muchas ocasiones, acusándole de
utilizar el pulpito en contra del régimen
comunista. El 19 de julio de 1948, la policía
entró en el convento y registró la casa, no
encontrando nada comprometedor.
EL RÉGIMEN COMUNISTA Y LA IGLESIA
La presión del régimen comunista contra la
Iglesia aumentaba. El P. Metodij, como superior
de los redentoristas greco-católicos, sentía sus
efectos. Es abolido el jovenado para los futuros
misioneros redentoristas de Michalovice, y
suprimida una revista muy popular de los
redentoristas. Hasta la misma vice-provincia fue
disuelta por las autoridades políticas, por lo
que los redentoristas greco-católicos se vieron
obligados a pasarse a la vice-provincia de los
redentoristas de rito latino. El P. Trčka se ve
forzado a marcharse de Michalovce, y se instala
en Sabinov, donde continúa guiando secretamente
a los miembros de la vice-provincia.
Esta situación duró hasta la noche del 13 de
abril de 1950, día en que el gobierno comunista
checo suprime todas las comunidades religiosas
del país. Cerca de las once de la noche, se oyó
un estruendo muy fuerte en la puerta del
convento. Cuando el hermano Nikifor abrió la
puerta de la comunidad, se encontró frente a un
grupo de gente enviada por el gobierno para
clausurar la comunidad de los redentoristas de
Sabinov. El P. Trčka y el hermano Nikifor son
llevados a Podoline. Los enviados por el régimen
informan así a sus oficiales: «En los
documentos hemos encontrado material que le
compromete: una carta del P. Mastiliak de 1937,
en la cual Roma agradece por las buenas noticias
que venían de la Eslovaquia oriental. Carta
dirigida a P. Trčka. Además, hemos encontrado el
pasaporte del P. Trčka. Estas cartas junto con
otros materiales han sido retirados por la
policía del Estado. La intención del P. Metodij
Trčka acerca de su viaje al exterior está
confirmada también en estas circunstancias.
Hasta hace un día ha estado buscando astutamente
una nueva legalidad, probablemente bajo otro
nombre, ya que estuvo en el barbero de Sabinov y
le dijo que quería cortar la barba».
Por esta «hoja de cargos», una
simple carta de un co-hermano y la historia
inventada del intento de fuga al extranjero con
un pasaporte falso, el P. Metodij fue condenado,
en juicio sumarísimo, a doce años de
sufrimientos en las cárceles.
El P. Metodij recibe esta condena con esperanza
y confianza en Dios, que da la cruz pero también
la fuerza para soportarla.
EL MARTIRIO: CÁRCEL, INTERROGATORIOS Y
MALTRATOS
El P. Metodij estuvo en Podoline sólo por un
breve período de tiempo. En el mes de mayo de
1950 lo condujeron a Leopoldov y de aquí a Bac.
Otro redentorista informará así a Roma del
suceso: «En los meses de mayo y junio de
1950, cinco de nuestros padres, Trčka, Fail,
Dirkan, Szitas y yo, fuimos llevados a los
edificios adyacentes a la prisión y arrojados en
la terrible cárcel de Leopoldov, donde hemos
sufrido por casi cuarenta días, en camisa y
pantalones, con los pies descalzos, sin ningún
trabajo, sin la eucaristía, ni breviario, ni
rosario, bajo una luz fuerte de día y de noche,
cada minuto bajo la mirada de los peores
guardias, sufriendo terribles interrogatorios
durante el día y durante la noche, con los
métodos más terribles, psíquicos y físicos
juntos, que la moderna criminología comunista
tenía a su disposición. Dicho humanamente, era
casi insoportable. Cada momento deseábamos morir
más bien que vivir. No sabíamos los unos de los
otros. Después de cuarenta días en la celda de
interrogatorio, hemos sido trasladados con los
otros al convento-cárcel».
En el mes de septiembre fue abolido el campo de
internamiento de Bac y todos sus prisioneros
fueron trasladados a Podoline. Según cuentan
testigos oculares, el P. Metodij, después del
shock inicial por todo lo sucedido, recuperó de
nuevo su equilibrio y su buen humor. Se alegraba
cuando los jóvenes co-hermanos lo visitaban, y
siempre les daba las cosas que él había
recibido. Bromeaba con ellos, con el fin de que
estuvieran alegres y serenos.
Los prisioneros religiosos vivian bajo presión
psíquica. El P. Metodij compareció ante un
tribunal el 21 de abril de 1952. El procurador
del estado le acusó de colaboración con el
obispo Gojdie, de difundir sus «ilegales»
cartas pastorales en contra del estado y de
enviar información secreta a Roma a través de
sus superiores en Praga. Fue condenado por alta
traición y espionaje político. Considerando su
grado de peligrosidad, se le impuso una pena de
reclusión y trabajos forzados, además de una
cuantiosa multa por penas menores. A partir de
aquí comenzó su largo camino de sufrimiento, que
terminará con su martirio.
Después de la sentencia fue llevado a Llava, con
el número 2535. La vida en esta cárcel era muy
dura, especialmente para los ancianos. El P.
Trčka pertenecía al grupo de los prisioneros más
débiles. Su salud y edad no le permitían
trabajar plenamente. La fuerza para soportar la
reclusión y la tortura le venía de la liturgia,
que celebraba secretamente en prisión, con
objetos que le enviaba un sobrino: «...
pido algún limón y uva pasa, porque no tenemos
frutas. Envíame unos panes, un dulce y también
un bollo de trigo puro con levadura y el agua,
sin grasa ni sal, al menos de vez en cuando...».
Así pedía pan y vino (uva pasa), con el fin de
poder celebrar la Eucaristía.
El 22 de abril de 1958, el P. Metodij fue
transferido nuevamente a la prisión de
Leopoldov. En la cárcel reservada a los
religiosos vivían dieciocho sacerdotes, de los
cuales cinco eran ancianos y enfermos.
En la noche de Navidad de 1958 canta una canción
navideña. Por este hecho es confinado en una
celda de castigo. Allí contrae una grave
pulmonía que le llevará a la muerte el 23 de
marzo de 1959. Al día siguiente es enterrado, en
presencia de un guardia, en el cementerio de la
cárcel.
Después de la restauración de la Iglesia
Greco-Católica en 1968, los redentoristas
pidieron el traslado de los restos mortales del
P. Trčka del cementerio de la prisión de
Leopoldov a Michalovice. En 1969 se solicitó,
sin éxito, que el régimen comunista lo
rehabilitara.
Por fin, en 1990, después de la caída del
comunismo en los países del este, el P. Metodij
Dominik Trčka fue rehabilitado por el tribunal
regional de Kosice, y con esto fue oficialmente
reconocida la culpa del Estado por su
encarcelación injusta, por su condena y por su
muerte.
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