Fiesta: 30
de Junio
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BEATO JENARO MARIA SARNELLI
1.702 - 1.744
Es lógica la pregunta, ¿por qué proponer
ahora al Beato Jenaro María Sarnelli como punto
referencial?. Es lógico que nos fijemos en las
figuras que vivieron en la «época de los
orígenes» del grupo al que pertenecemos
nosotros. En su día, de ellos arrancaron formas
nuevas de santidad, oración, espiritualidad,
vida evangélica y piedad cristiana, que han
llegado hasta nuestros días.
La figura de Jenaro María Sarnelli la
podemos ver y contemplar en la imagen trazada
por tres plumas distintas y en tres momentos
también diferentes. Cada uno de estos momentos
nos da un perfil del beato.
El primer perfil nos lo ha trazado la pluma
de un historiador de la Congregación,
contemporáneo de Jenaro María Sarnelli: el P.
Antonio Mª Tannoia (1727-1808) y nos lo pinta
con estos rasgos: «abogado de Nápoles, teólogo
insigne y hombre de cultura, lleno de celo por
la gloria de Dios y por la salvación de las
almas, amigo sincero de Alfonso María de Liguori
y de un mismo sentir que él, entusiasmado por
los ideales redentoristas, entró en la
Congregación del Santísimo Redentor y llegó a
ser una de las piedras angulares del naciente
Instituto».
El segundo perfil nos llega tal como lo ha
trazado su compañero y gran amigo Alfonso María
de Liguori. Fue el mismo San Alfonso quien hizo
el discurso fúnebre en la muerte de su amigo
Jenaro Mª Sarnelli. Alfonso tenía la santa y
noble costumbre de escribir la biografía de
algunos de sus cohermanos y compañeros. No podía
hacer menos para su amigo y compañero Jenaro
María Sarnelli. Compuso más tarde, a principios
de julio de 1744 el Compendio de la Vida
del Siervo de Dios. Es la primera biografía
del P. Jenaro María Sarnelli y nos lo resume el
mismo San Alfonso Mª De Liguori: «con su
biografía pone de relieve la imagen de la vida
edificante que se vivía en el Instituto: cómo se
agregó al Instituto, cómo vivió con edificación
en Scala, cómo murió misionando, asistido por un
cohermano redentorista, cómo practicó de modo
heroico las virtudes cristianas». Pero a
San Alfonso María de Liguori más que los datos
biográficos, le interesa el modelo de santidad
que encarna, porque la gente lo llamaba el «misionero
Santo».
Y llegamos al tercer perfil que lo
encontramos trazado en la inscripción que ha
quedado petrificada sobre el mármol blanco de su
sepulcro en Ciorani.
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FAMILIA E INFANCIA
El P. Jenaro Sarnelli
nació en Nápoles el 12 de septiembre de 1702.
Era el cuarto de los ocho hijos (seis varones y
dos mujeres) que tuvo el matrimonio de don
Agustín Sarnelli (Barón de Ciorani, Salermo) y
doña Catalina Schioppa. Fue bautizado dos días
después en la parroquia de Sta. Ana de Palazzo
en Rosario di Palazzo (Nápoles) y le fueron
impuestos los siguientes nombres: Gennaro María
Francesco Giusepe Rocco.
Vivió la mayor parte
del tiempo en el feudo paterno. De esta época de
su vida sabemos muy poco. Algo nos dicen
afirmaciones sueltas de sus contemporáneos
referidas a Sarnelli, como, por ejemplo: «había
hecho estudios muy sólidos», «era
gran teólogo y gran legista: hombre versado en
todo tipo de literatura», «estudió
ciencias, oratoria, filosofía y dibujo en el
colegio jesuita de San Francisco Javier, situado
enfrente mismo de su palacio familiar».
LOS PRIMEROS TANTEOS EN SUS ASPIRACIONES DE
HACERSE SACERDOTE
Primer intento: hacerse jesuita. Intentó
decididamente entrar en la Compañía de Jesús,
pero se lo impidió su padre por tener aún una
edad no adecuada para poner en práctica con la
debida estabilidad una resolución de tanta
importancia.
PROYECTOS DE SU PADRE
En esa época la opinión del padre influía mucho.
Por consejo y deseos de su padre estudia la
carrera de Leyes, en la que logra tener éxito.
Parece seguro que se doctoró en 1722, a la edad
de veinte años, ejerciendo como abogado cinco o
seis años.
SE INSCRIBE EN UNA CONGREGACIÓN DE CABALLEROS
Un primer momento en la búsqueda del camino y de
las aspiraciones religiosas fue la pertenencia y
los trabajos como miembro de una congregación
religiosa de seglares. Era ya para esta época
abogado y se inscribe en la Congregación dei
Cavalieri Togati e Dottori que tenían los
Píos Operarios.
Por este tiempo asume el compromiso de visitar
el Hospital de los Incurables.
Posiblemente de aquí le viene el primer trato
que entabló con Alfonso María de Liguori y con
otros jóvenes sacerdotes, amigos del Santo.
EN EL COLEGIO DE LOS CHINOS
Desconocía Sarnelli lo que le podía ocurrir en
los momentos que dedicaba a visitar los enfermos
incurables. Jenaro Maria Sarnelli experimenta
que la llamada cada vez se le va haciendo más
clara a medida que se entrega a su tarea en el
Colegio de los Chinos.
Alfonso Mª de Liguori hace lo mismo hasta el año
1732. En el Colegio de los Chinos
conviven los dos por algún tiempo. Les va a unir
para siempre una gran amistad. Pero Alfonso deja
el Colegio y se retira a Scala para fundar la
Congregación del Santísimo Redentor. Sarnelli
continúa algún tiempo más y allí su actividad se
diversifica entre los estudios, la dedicación a
la vida espiritual y la formación de los
alumnos.
Por diferencias de criterio con el fundador del
Colegio de los Chinos, el Jesuita P.
Ripa, Sarnelli deja el mismo.
…Y SE VUELVE A SU CASA
Jenaro María Sarnelli ingresa en 1730 como
novicio en la Congregación de las Misiones
Apostólicas, de la que pasa a ser miembro
al terminar el año de noviciado.
El 8 de junio de 1732 es ordenado sacerdote.
Continúa trabajando como diácono, dedicándose
siempre a la catequesis de los niños. En la
parroquia de Santa Ana di Palazzo se le
presenta el problema de las prostitutas. Esto
fue lo que creó en Sarnelli su preocupación
pastoral, social y política.
CONTACTO CON LA CONGREGACIÓN MISIONERA DE SU AMIGO
ALFONSO
Otro gran momento en su incansable búsqueda
hacia el sacerdocio fue la colaboración
misionera que prestó a la nueva congregación
fundada por San Alfonso.
El 9 de noviembre 1732 había sido fundada en
Scala la Congregación del Santísimo Redentor. Su
incorporación al Instituto siguió los siguientes
pasos: comienza Jenaro María Sarnelli a
colaborar con los redentoristas en la misión y
entabla una relación personal muy especial con
la Comunidad redentorista de Scala. El 15 de
enero 1734 ingresó en el Instituto fundado por
su amigo Alfonso. Terminó agotado y muy mal de
salud.
Sobrevino
un gran terremoto que provocó el empeoramiento
de su salud, y Alfonso era del parecer de que se
volviera a Nápoles para seguir el tratamiento
médico. Se restablece su salud y de nuevo lo
vemos en Scala para seguir con su actividad
misionera.
DE NUEVO EN NÁPOLES
Después de la Pascua de 1736, Sarnelli decide
volver definitivamente a Nápoles y así se
convierte en el «Apóstol de Nápoles».
Publica la mayor parte de sus escritos, emprende
una gran campaña para la recuperación social de
las víctimas de la prostitución, lucha contra el
abuso de las blasfemias, divulga su tratado de
la oración mental entre los seglares, predica
misiones urbanas, colabora con los redentoristas
en las misiones populares...
Su celo lo entendía con un poco de ironía el
dominico Gregorio Rocco: «¡Oh, el
Padre Gennaro quiere hasta quitar el pecado del
mundo!». Desarrolla un gran apóstolado
urbano, sobre todo el alejamiento de las
prostitutas del centro de la ciudad de Nápoles.
Esta obra exigía su presencia continua. Y en
Nápoles finalmente va a terminar su vida
ÚLTIMOS DÍAS Y MUERTE
La debilidad de Sarnelli iba en aumento día a
día. Como se iba empeorando su estado de salud,
fue trasladado a la casa de su hermano Domingo.
Desde mediados de junio tuvo que guardar cama.
Toda una noche oscura en su espíritu, pero tres
días antes de su muerte, respira paz y bonanza.
El redentorista enviado por Alfonso para
cuidarlo le oyó decir las siguientes palabras: «La
criatura vuelve ya al Creador, el hijo al Padre.
Si te place, deseo ir a verte cara a cara; pero
no quiero ni morir ni vivir, quiero sólo lo que
tú quieres. Tú sabes que cuanto he hecho, cuanto
he pensado, todo ha sido para tu gloria».
Él mismo dijo al redentorista que le acompañaba: «Hermano,
prepare los vestidos más viejos para
amortajarme, a fin de que no se pierdan los
mejores conmigo».
Su agonía fue tranquila y no duró más de media
hora. Con un crucifijo entre las manos expiró
plácidamente el 30 de junio de 1744 a los
cuarenta y dos años.
En la mañana siguiente fue llevado el cadáver a
la iglesia vecina de Ntra. Sra. del Auxilio.
Un gran gentío le acompañaba. «Ha muerto
el Santo». Todo el mundo se quería llevar
una reliquia. Luego fue enterrado al pie de las
gradas del altar de San Nicolás. Más
tarde fueron trasladados sus restos mortales a
la iglesia redentorista de San Antonio
en Nápoles, donde estuvieron hasta 1994 en que
quedaron depositados en la iglesia de los
Redentoristas en Ciorani con motivo del 250
aniversario de su muerte.
Su sepulcro fue cubierto con una losa de mármol
blanco. Y sobre la lápida se ve esculpida la
imagen del difunto en hábito sacerdotal con la
siguiente inscripción en latín:
«Jenaro
María Sarnelli,
sacerdote napolitano y hombre apostólico.
Renunció a las riquezas y a los honores.
Se abrazó con la humildad de la Cruz.
Luchó contra la marginación de la mujer.
De palabra y por escrito
se consagró por entero a renovar la vida del
clero,
de los niños y de todas las clases de personas.
Agotado por estos trabajos,
murió el 30 de junio de 1744
a los 42 años de edad».
SARNELLI BEATO
Y como coronamiento de toda una vida corta, pero
muy llena de obras, podemos hablar en Sarnelli
de un final glorioso: el 12 de mayo de 1996
tiene lugar en Roma la beatificación del
Venerable Siervo de Dios. Desde esta fecha,
una figura más en el Iconostasio
Redentorista. Y van ocho...
APOSTOLADO DE SARNELLI
Jenaro Sarnelli fue conocido por sus
contemporáneos del siglo XVIII como el «Apóstol
de Nápoles».
Su dedicación fue plena a este quehacer
misionero. Y en esta tarea pastoral es donde
Jenaro María Sarnelli vive una realización plena
de su sacerdocio. Era una opción muy clara en su
vida. Aquí ha encontrado su campo de misión.
El apóstolado de Sarnelli encarna los mismos
ideales que guían también a Alfonso María de
Liguori, antes y después de haber fundado la
Congregación Redentorista. Su dedicación
apostólica la podíamos encerrar en estas cinco
áreas apostólicas:
—
la formación del clero y las Academias
Sacerdotales.
—
la formación de los seglares.
—
vida devota, con su itinerario de
oración mental, comunión, visitas al Santísimo.
—
la educación de los niños.
—
la lucha contra la blasfemia y contra la
explotación de la mujer.
—
en toda esta dinámica de Sarnelli siempre hay la
misma inquietud como factor de esta vida
misionera: la presencia de los pobres y
marginados.
EL PADRE SARNELLI Y LOS POBRES
La inquietud misionera que movió la vida del
apóstol Pablo «Ay de mí si no
evangelizo...» ( 1Cor.9, 16) fue también
lo que dinamizó la vida apostólica de Sarnelli.
La misma finalidad que había tenido Alfonso
María de Liguori al fundar su Congregación
Misionera de los Redentoristas teniendo como
destinatarios a los más pobres y abandonados de
su tiempo.
Veía como una necesidad especial y prioritaria
el apóstolado con la infancia. Se entregó en
cuerpo y alma a los hijos de las familias más
necesitadas, a la mujer víctima de la
prostitución y al mundo de los enfermos.
EVANGELIZACIÓN MISIONERA Y FORMACIÓN DEL PUEBLO
La actividad misionera de los Redentoristas se
centró de una manera muy clara en las
Misiones Populares, de pueblo en pueblo y
de aldea en aldea, como apóstolado itinerante.
Pero también la casa redentorista se convirtió
en «misión perpetua y continua».
Pensando en los que vivían en los alrededores de
las casas Redentoristas fue una constante el
facilitar a todos la práctica de la vida
auténticamente cristiana. Se valían de los
mismos medios de perseverancia que se trataban
de introducir en las comunidades cristianas que
habían sido evangelizadas por los Redentoristas.
En concreto se trataba de dos medios: el
ejercicio de la «Vida Devota» y las
Asociaciones Religiosas para Seglares.
Normalmente, la «Vida Devota»
suponía una meditación diaria sobre temas
relacionados con los tiempos litúrgicos, las
verdades eternas, la Pasión de Jesucristo y los
Dolores de María. Se seguía un esquema que era
lo que mantenía el ritmo de la asamblea:
letanías a María Santísima, momento de
meditación, actos de la vida cristiana,
bendición con el Santísimo y cánticos piadosos.
EL APOSTOLADO SOCIAL DE SARNELLI
De los rasgos más llamativos en la vida y en la
actividad del P. Sarnelli destaca el apóstolado
social. Llegó a este apóstolado tan singular por
varias razones. De manera esquemática podemos
concretar cuáles fueron sus motivaciones:
—
El fenómeno de la prostitución tan acentuado,
las consecuencias que esto supone y las
consecuencias que se siguen. Y no en menor grado
la actitud que toman ante este fenómeno la
sociedad, los poderes públicos y la misma
Iglesia.
—
Como dato personal, la experiencia negativa que
había vivido en este mundo de la prostitución en
la ciudad de Nápoles y, muy particularmente, en
los barrios de la parroquia a la que había
quedado asignado como catequista cuando ya era
diácono. Una experiencia que se marca
fuertemente en cualquiera que haya pasado algún
tiempo en casas, pensiones o pisos del casco
viejo y pobre de una gran ciudad. En uno de
estos barrios le tocó trabajar al P. Sarnelli.
Se mueve en medio de la promiscuidad más
inhumana de esos barrios pobres, sucios y
superpoblados. En su pluma aflora la descripción
de estos ambientes en los que se ha movido en
los comienzos de su vida pastoral.
—
Sarnelli expone en sus «obras morales»
las causas que han llevado a esta situación.
Algunas de las muchas que propone Sarnelli: la
promiscuidad en que se vive en estos barrios, la
permisividad social y política, la pobreza, la
falta de instituciones y de medios para hacer
frente a los problemas, los malos ejemplos por
la presencia descarada de las prostitutas en
toda la ciudad, la provocación que esto supone,
la explotación del fenómeno, la corrupción
social y el no observar las leyes establecidas.
—
Nos recuerda la dimensión pastoral y los
remedios que habría que poner para superar
positivamente este problema, sobre todo en el
mundo de la infancia, de la juventud, de la
mujer, de la familia y del orden social y
religioso-cristiano.
SARNELLI ESCRITOR Y MAESTRO DE ESPÍRITU
Las obras escritas son para Sarnelli una forma
de predicación constante. El mismo lo vive y nos
lo ha dejado bien escrito y de una manera
concreta: «Quiero seguir predicando hasta
el día del juicio».
Este mismo celo por la salvación de las almas lo
indujo a imponerse a las inmensas fatigas que
tuvo que sufrir en la publicación de sus libros,
en los cuales, al ver el espíritu con que los
escribió y más concretamente las materias que
decidió tratar, se puede ver el gran deseo que
tenía de santificar el mundo entero si le
hubiera sido posible.
Este testimonio es el que nos da la pauta para
entender el espíritu y la tarea que se proponía
con cada una de sus obras escritas. Todos los
libros que escribió tenían una intención muy
clara: el deseo de ayudar a las almas, aún
después de su muerte. El apostolado de la pluma
entre los Redentoristas comenzó con Sarnelli,
recibió con Alfonso Mª de Liguori la impronta de «una
actividad propia» relacionada con la
misión eclesial del Instituto y ha sido
continuado por todos los redentoristas que se
han sentido movidos a seguir escribiendo,
viéndolo como su actividad pastoral al servicio
del grupo y de los destinatarios.
Escribe libros relacionados con la meditación en
común, con la vida devota, con la formación
cristiana y con las misiones en los caseríos.
Pero no podemos olvidar varias obras dedicadas a
la educación infantil y de la juventud, a la
formación del clero y a los problemas morales y
religiosos. Este estilo de escribir y estas
obras San Alfonso las vió siempre como «algo
propio de la Congregación». La actividad
literaria del P. Sarnelli comprende veintidós
obras y un volumen de correspondencia.
La obra literaria de Sarnelli, teniendo en
cuenta los contenidos y los núcleos de interés,
la podemos unificar en varios epígrafes que
exponemos muy brevemente a continuación:
— «para
la santificación del mundo», donde trata
de la meditación y de la oración, obra
instructiva e iluminativa. Con ella trata de
facilitar la vida devota, útil a seglares,
religiosos y eclesiásticos.
— «para
la renovación y perfeccionamiento de la vida
cristiana». Tiene una intencionalidad
formativa sobre las principales y más
importantes obligaciones de todo cristiano para
vivir según las normas de su propia profesión y
para tener la estima y veneración de los Santos
Misterios de la Religión.
— «para
los pastores de almas». Una obra sobre
todo dirigida al clero de la archidiócesis de
Nápoles y para la instrucción y santificación de
estos pueblos, pero no excluye el que pueda ser
recibida y puesta en práctica por todos los
pastores de almas.
— «para
la orientación y el acompañamiento en el camino
de la vida espiritual». Es un núcleo
formado por una serie de obras de Teología y
práctica espiritual. Podemos encontrar en estas
obras métodos y propuestas concretas sobre la
vida devota.
— «para
la acción pastoral y sociopolítica contra la
inmoralidad pública». Este núcleo está
formado por las obras morales de
Sarnelli con dos temas de fondo: razones
católicas y políticas en defensa de las ciudades
llevadas a la ruina por la insolencia de la
prostitución y contra el vicio de la blasfemia,
razones para erradicar este vicio, formas
eficaces para eliminarlo, reflexiones contra el
vicio de la blasfemia...
— «para
la práctica de la piedad cristiana». Este
núcleo queda reducido a tres grandes temas:
piedad Trinitaria (devociones para honrar a
la Santísima Trindad y a María);
piedad cristológica (consideraciones sobre
la Encarnación del Verbo Divino como preparación
para la Navidad); piedad mariana (obra
utilísima para suscitar en el corazón de los
fieles la verdadera devoción a María Santísima y
para prepararse a las Novenas de sus fiestas y
solemnidades).
CONCLUSIÓN
Al terminar estas notas con las que podemos
formar un pequeño perfil de Sarnelli, podemos
también sintetizar brevemente lo que Sarnelli
representa en la Iglesia y nos ha dejado como
legado a los Redentoristas de hoy:
—
el Evangelio tiene que ser predicado de nuevo
(San Clemente, seguidor del P. Sarnelli)
—
como Sarnelli, formamos parte de un grupo
apostólico que se siente llamado a evangelizar a
los más abandonados (de la Súplica de Alfonso al
Papa Benedicto XIV en 1748).
—
como él, también hoy estamos llamados a
evangelizar a los más pobres (Lc.4, 18). Pero,
para eso, tenemos que experimentar personal y
comunitariamente, el apremio apostólico de San
Pablo: «Ay de mí si no predicara el
Evangelio». (1Cor.9, 16).
—
Sarnelli se incorpora al grupo de Alfonso con
todos los valores de su personalidad, formación,
iniciativas pastorales y creatividad, pero
también con sus limitaciones, principalmente su
salud maltrecha. Y aún en medio de estas
limitaciones, Sarnelli es considerado como
una de las piedras angulares del naciente
Instituto.
- A partir del 12 de mayo de 1966 su voz ha
comenzado a resonar de una manera nueva en la
Iglesia de Dios. Después de haber descubierto su
figura, lo podemos contemplar como misionero
apostólico, amigo de Alfonso de Liguori y
maestro del espíritu.
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