«No he venido a traer paz, sino división»
Amar
a Dios en todo y sobre todas las cosas para que
consigamos alcanzar sus promesas es lo que pedimos al
comienzo de la liturgia de hoy. Esto se traduce en optar
por Cristo, a pesar de las dificultades que esto pueda
traer, incluso en las relaciones familiares. Tenemos que
correr la carrera que nos toca, sin retirarnos,
quitándonos de todo lo que nos estorba y del pecado que
nos ata, contemplando a Cristo, que, renunciando al gozo
inmediato, soportó la cruz y la oposición de los
pecadores. Perdamos el miedo a vivir y manifestar la fe
por las críticas o persecuciones que ello pueda suponer.
Acudamos al Señor en medio de las dificultades, ya que
él cuida de nosotros y es nuestro auxilio y nuestra
liberación...
(Liturgia
y comentario)