Contemplar la gloria del rostro de Dios en la humanidad
de Jesús,sabiendo que él
comparte nuestra humanidad y nuestrastentaciones. Jesús se nos presenta
resplandeciente para iluminarnos
con la luz de la verdad de Dios. Esta verdad pasa por la
cruz,y pide de nosotros una
mirada limpia para contemplar su rostrocon la esperanza de que caminaremos en su
presencia en el paísde la vida.
El rostro transfigurado de Jesús es el rostro
misericordiosode Dios. Solo con
nuestras fuerzas no podemos contemplarsu rostro, nos tenemos que dejar guiar por la
gracia que senos otorga en la
vida espiritual de los sacramentos y la oración.
San José, esposo de la
Bienaventurada Virgen María, solemnidad
«Mientras oraba,
el aspecto de su rostro cambió»
San José es como Abrahán y como el patriarca José,
justos quesaben esperar y
confiar en la obra salvadora de Dios. El hechode que Jesús fuera concebido virginalmente por
obra del EspírituSanto era algo
que a san José le dejaba perplejo, y aunquesabía que Dios podía estar detrás, él tenía que
preguntarse cuáldebía ser en
estos momentos su papel de padre y esposo. San José
es justo porque sabe ver la obra de Dios más allá
inclusode la misma ley de Israel
que él mismo respeta y cumple. Su
fiel custodia y su piadoso afecto nos invita a querer
servir conun corazón puro.