Domingo,
16 de
noviembre
XXXIII Domingo del Tiempo
Ordinario

También hoy hay quien mira a la Iglesia solo desde sus
templos e instituciones, y pondera su grandeza y su
permanencia en el tiempo. Esta es una mirada superficial
y autocomplaciente, a veces envuelta en ideología más
que en fe. No ve a Jesús donde él se hace presente y se
empeña en verlo donde no está. Jesús nos pide
encontrarlo en nuestras pruebas, también en las
persecuciones. Jesús nos pide que lo miremos a él, que
es la belleza que nos salva. Nuestra perseverancia y
nuestra paciencia miran hacia él, todo lo demás es
relativo. Algunos marginados en los que Jesús se hace
presente nos enseñan precisamente a reconocer esa
fragilidad.
Liturgia y
comentario
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